Sobre mí

Hola!
Soy Laura Nogueras

Soy mamá de tres, pedagoga musical, musicoterapeuta, pianista y asesora de lactancia

Te ayudo a mejorar tu vida y tu crianza a través de la música

Curiosa por definición. Me encanta aprender (y compartir lo aprendido). Creo que la música es una poderosa “arma de construcción masiva” de un mundo mejor, más amoroso, y un despertador y un canalizador de nuestras emociones, como no hay otro.

Me encanta leer, tejer, pasear y jugar con mi pájaro, una ninfa carolina. Creo que hay alguien “ahí arriba” que nos cuida y nos protege.

Hace más de 10 años que me dedico a compartir los beneficios de la música con familias y escuelas, y a apoyar la lactancia materna y la crianza respetuosa.

¿Por qué me dedico a esto? (antes de responderte, te dejo el enlace de mi biografía profesional, por si la quieres leer); te cuento…

A los 8 años comencé a estudiar piano en el conservatorio. A pesar de que me gustaba, reconozco que, aunque lo empecé con mucha ilusión, conforme pasaron los años, se me hizo duro; para mí, el piano es un instrumento solitario y muy exigente.

Sin embargo, siempre disfruté cantando, tanto en las clases de solfeo (ahora llamadas, lenguaje musical) como en el coro. Cantar me llenaba de alegría, de plenitud, de felicidad. Me acompañaba. Recuerdo que en verano, cuando iba a la casa de campo que tenían mis abuelos maternos a pasar allí unos días, cogía un libro antiguo de poemas para niños (que quizá había pertenecido a mi madre o a mí tío…) que había en la casa, y me pasaba horas musicalizándolos (y luego, cantándole a mi abuela, las canciones inventadas) en conciertos improvisados a los que ella siempre venía, sin rechistar, como único público…)

Acabé el título superior (equivalente a un grado universitario) de las especialidades de piano, lenguaje musical y música de cámara en el Conservatorio Superior de Música del Liceo. Aunque siempre obtuve buenas calificaciones y premios en diversos concursos, sentía que aquella manera de vivir la música, en la que tienes que pasar horas y horas estudiando tu instrumento, para no fallar ni una nota cuando tocas en público, no era para mí. La sentía estéril, aburrida, sin vida…hasta que, por fortuna,  me topé con el método Willems (en el que me formé durante 3 años), que cambió completamente y para siempre, el sentido de dedicarme a la música. Con este método descubrí que la educación musical no debe tener como fin último “aprender música”, sino propiciar el desarrollo de los bebés y l@s niñ@s,  a todos los niveles (físico, emocional y cognitivo), a través de la música.  Eso ya tenía más sentido para mí.

Aunque empecé mi andadura profesional como profesora de piano, pronto tuve la oportunidad de dar clases de lenguaje musical, lo cual me encantó. Me dí cuenta de que muchos niñ@s pequeños (de 5 o 6 años) tenían grandes dificultades tanto a nivel auditivo (para afinar, por ejemplo) como rítmico-motriz (para repetir una célula rítmica cortita o moverse con la pulsación de la música, por ejemplo). Esto me llevó a formarme en Rítmica Dalcroze, un método activo de educación musical que se centra en el trabajo del cuerpo para el aprendizaje musical. Igual que el método Willems, en el centro, siempre está el desarrollo integral del individuo.

El nacimiento de mi primer hijo supuso mi gran revolución vital. Yo, como madre primeriza, inexperta (nunca había cuidado a un bebé ni, prácticamente, había tenido uno cerca)…. no sabía cómo qué hacer. Lloraba continuamente, no dormía, no se cogía al pecho…;me sentía perdida, impotente, triste, sola, desamparada. Me sentía mala madre. Me di cuenta de que toda mi vida anterior la había dedicado a prepararme para mi labor profesional; sin embargo, no lo había hecho, en absoluto, para llevar a cabo la tarea más ardua y compleja que tendré jamás: ser mamá.

En diversos momentos de desesperación empecé a cantar a mi peque…y ahí se hizo la magia. Se calmó. Se tranquilizó. Empecé a utilizar la música de manera sistemática: le cantaba (¡con lo que a mí siempre me ha gustado!) sin parar y le ponía continuamente las mismas grabaciones (las que veía que le gustaban),  para “bailar”  con él durante horas. Y ahí fue cuando me dí cuenta de que la música me estaba ayudando. Tanto él como yo estábamos más tranquilos, más relajados. Empecé a poder vincularme con él (hasta entonces, sólo sentía hostilidad), a disfrutar de su crianza y de su presencia. Fue entonces cuando me planteé compartir mi experiencia con otras familias.

Durante esas primeras semanas también tuve que lidiar con grandes dificultades en la lactancia. Tenía claro, desde siempre, que yo quería amamantar a mis futuros hijos (mi abuela había dado el pecho a mi madre, mi madre a mí…; ¿por qué no iba a poder hacerlo yo?)…pero, llegado el momento, todo eran handicaps y dificultades. Sentía una gran frustración. “¿Cómo puede ser que algo tan natural como la lactancia me resulte tan difícil y complicado…?” me preguntaba. El caso fue que mi hijo no se cogió al pecho durante las primeras semanas después del nacimiento (se agarró en alguna ocasión, pero no pudimos establecer la lactancia). Sin embargo, con paciencia y con la ayuda de una enfermera pediátrica y de una monitora de lactancia de la ONG La Liga de la leche fuí atravesando el camino que me llevó de la lactancia artificial (que empecé ya en el hospital, 1 o 2 días después de que naciera) a la materna, cuando logré relactarlo, 2 meses y medio después de su nacimiento (desde entonces, hasta los 6 meses hizo lactancia exclusiva). Todo esto me llevó a formarme como asesora de lactancia, doula,  y a acreditarme como monitora de lactancia de la ONG La Liga de la leche, para ayudar a otras mujeres a amamantar a sus bebés.

Los años posteriores al nacimiento de mi primer hijo estuve formándome en Canto Prenatal, Estimulación Musical y Educación Musical Temprana. Un año después de nacer mi tercera hija (en 2014) inicié mi proyecto MimaMúsica, en el que combiné todo lo aprendido sobre música, a nivel profesional, con lo vivido como madre. Con este proyecto he podido acercar la música a muchísimas familias y centros educativos, tanto en escuelas de música y conservatorios, como en espacios familiares y escuelas infantiles, comprobando que la música llena los lugares y los corazones de la felicidad, la calma y la armonía que yo sentí al compartirla con mis hijos. También he tenido la oportunidad de impartir clases en la Universidad (URV) a alumnos del Grado de Educación Infantil, con los que he compartido mi manera de acercar y vivenciar la música en la primera infancia.

En 2020, durante el confinamiento por el COVID 19, abro mi Canal de YouTube con el fin de ofrecer recursos musicales a familias y educador@s. Un año más tarde, en 2021,  inicio el Máster de Musicoterapia en el centro “Música y Color” de Madrid con la finalidad de poder ofrecer esta terapia como parte de mi proyecto MimaMúsica.

Cosas curiosas del destino, después de haber dado el pecho más de 7 años, en total, a mis 3 hijos, y haber ayudado a una multitud de mujeres a amamantar a sus bebés,  en junio de 2024 me diagnosticaron un cáncer de mama. Para entonces ya había concluido el Máster de Musicoterapia, lo cual me ha llevado, a través de la elaboración de mi Trabajo de fin de Máster, a especializarme musicoterapia para mujeres que hayan pasado o estén pasando por un cáncer de mama, para ayudarlas, a través de la música, a afrontar y superar ese momento vital tan delicado.

Gracias por compartir mi camino.

Laura Nogueras